Las Fuerzas Armadas Dominicanas: Pilar de la Democracia, Soberanía y Seguridad Nacional

Las Fuerzas Armadas Dominicanas: Pilar de la Democracia, Soberanía y Seguridad Nacional

La República Dominicana, ubicada en la parte oriental de la isla Hispaniola, comparte una frontera con Haití, una nación que en las últimas décadas ha enfrentado severas crisis políticas, económicas y sociales. En este contexto, las Fuerzas Armadas Dominicanas (FAD) emergen como un actor clave para la estabilidad del país, desempeñando un rol esencial no solo en la defensa de la soberanía, sino también como garantes del orden constitucional, la paz social y la preservación de la democracia.

A través de su historia, las Fuerzas Armadas han evolucionado desde un instrumento de control político hacia una institución profesional comprometida con el bienestar nacional. Su importancia estratégica se evidencia especialmente ante los desafíos regionales, como el flujo migratorio irregular, el narcotráfico, el contrabando y la creciente inseguridad en la nación vecina. Por ello, preservar y fortalecer a nuestras Fuerzas Armadas no es solo una cuestión militar, sino un imperativo nacional.


1. Garantes de la Soberanía Nacional

El principal mandato de las Fuerzas Armadas es la defensa de la soberanía. En una isla dividida entre dos repúblicas con marcadas diferencias de desarrollo, cultura e institucionalidad, esta función adquiere una relevancia vital. La frontera dominico-haitiana, de más de 380 kilómetros, representa un punto neurálgico para la seguridad del país. La situación inestable de Haití, marcada por el colapso de sus instituciones, bandas armadas y una profunda crisis humanitaria, plantea riesgos reales de desbordamiento hacia nuestro territorio.

En este sentido, las FAD, especialmente el Ejército, han intensificado su presencia en la zona fronteriza, realizando patrullajes constantes, construyendo puntos de control y ejecutando labores de inteligencia para detectar amenazas. Además, el Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (CESFRONT) ha sido clave para contener flujos migratorios irregulares y actividades ilícitas. Sin este muro humano y logístico, la presión sobre los recursos nacionales y la integridad territorial serían inmanejables.


2. Disuasión y Defensa: Un Escudo ante Amenazas Externas

Más allá de la vigilancia fronteriza, las Fuerzas Armadas cumplen un papel disuasorio frente a cualquier intención de desestabilizar o violar nuestra integridad territorial. Aunque la República Dominicana es un país pacífico y respetuoso del derecho internacional, no puede ni debe renunciar al principio de legítima defensa.

La capacidad disuasiva no implica fomentar el conflicto, sino prevenirlo. Un ejército bien equipado, entrenado y con alta moral es un factor de estabilidad regional. En un escenario de colapso total en Haití —con desplazamientos masivos o incursiones armadas—, solo una Fuerza Armada cohesionada podría responder de forma ordenada y efectiva para proteger a la población y evitar el caos.


3. Defensa de la Democracia y el Orden Constitucional

Uno de los logros más importantes de la República Dominicana en las últimas décadas ha sido la consolidación del sistema democrático. Las FAD han jugado un papel clave al mantenerse al margen de la política partidaria, respetando la institucionalidad y el orden constitucional. Hoy, el rol de las Fuerzas Armadas como defensoras del sistema democrático está consagrado en la Constitución.

A diferencia de tiempos pasados en que la militarización de la política fue un peligro, las nuevas generaciones de oficiales han sido formadas bajo principios democráticos, respeto a los derechos humanos y apego al Estado de Derecho. Esta evolución ha generado confianza en la ciudadanía y en la comunidad internacional.


4. Apoyo en Tiempos de Emergencia y Seguridad Interna

Las Fuerzas Armadas no solo actúan ante amenazas externas. Han demostrado ser un soporte fundamental ante emergencias nacionales, como desastres naturales, pandemias y situaciones de inseguridad interna. Durante la pandemia del COVID-19, soldados y oficiales colaboraron activamente en la logística, distribución de alimentos, control de toques de queda y apoyo sanitario.

Asimismo, en momentos de tensión interna o crisis de orden público, han sido llamadas a respaldar a la Policía Nacional en operativos conjuntos, siempre bajo mandato civil, reforzando la idea de que su rol no es reprimir, sino proteger al ciudadano.


5. Desarrollo Nacional y Apoyo Social

Las FAD también participan en el desarrollo nacional a través del Plan Social de las Fuerzas Armadas, jornadas médicas, construcción de obras de infraestructura, programas educativos y de reinserción social. Esto refuerza su legitimidad ante la sociedad y acerca a los militares a las comunidades.

Además, iniciativas como la educación militar, los liceos castrenses y los programas de profesionalización elevan el nivel académico y técnico del personal, promoviendo una institución más moderna y eficiente.


6. Necesidad de una Fuerza Armada Moderna y Bien Dotada

Preservar y fortalecer las Fuerzas Armadas requiere inversión, visión estratégica y apoyo político. No se puede proteger la soberanía con equipamiento obsoleto ni enfrentar amenazas modernas con estructuras del pasado. Es necesario continuar con los planes de modernización, dotar de tecnología a las unidades, mejorar las condiciones de vida de los soldados y fomentar la carrera militar como una opción digna y profesional.

El país debe comprender que la seguridad es un pilar del desarrollo. Sin estabilidad, no hay turismo, inversión, ni progreso. Las Fuerzas Armadas son parte de ese andamiaje de estabilidad y deben ser tratadas como una prioridad nacional.


7. Frente a Haití: Firmeza con Respeto y Soberanía.

Es importante resaltar que el fortalecimiento militar no significa hostilidad. El pueblo dominicano mantiene una tradición solidaria, y su política exterior ha sido consistente en pedir ayuda internacional para Haití. Sin embargo, la protección del país es una responsabilidad que no se puede delegar.

El caos en Haití no debe convertirse en el caos dominicano. Mientras se espera que la comunidad internacional actúe con contundencia, las FAD deben continuar blindando la frontera, evitando que las tensiones sociales y humanitarias se desborden y afecten el tejido nacional.


Conclusión

Las Fuerzas Armadas de la República Dominicana son mucho más que una institución militar: son un escudo de soberanía, un sostén de la democracia y una columna de la paz nacional. En un entorno geopolítico complejo, donde la inestabilidad puede traspasar fronteras, su rol se vuelve cada vez más decisivo.

Preservarlas, modernizarlas y valorarlas no es un capricho ni un acto de nacionalismo vacío. Es una estrategia de supervivencia y una apuesta por la continuidad del Estado dominicano como nación libre, democrática y segura. Por ello, más que nunca, debemos ver a nuestras Fuerzas Armadas como lo que son: guardianes del presente y centinelas del futuro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *